PEÑA BARCELONISTA DE GUAREÑA

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TITO POR SIEMPRE ETERNO

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lunes, 30 de mayo de 2011

FÚTBOL CLUB BARCELONA, CAMPEÓN DE EUROPA


Volvió a ser en Wembley, estadio fetiche para el Barça y templo sagrado del fútbol europeo. Diecinueve años después de que Koeman abriera un boquete en el palo derecho de Pagliuca, el Barça de Pep Guardiola escribió una de las páginas más bellas no sólo de la historia azulgrana, sino de la memoria de la Copa de Europa. En La Catedral del Fútbol, un escenario majestuoso e inmejorable, el Barça volvió a demostrar que es el mejor equipo del planeta. En la previa, Sir Alex Ferguson, un legendario Diplodocus de los banquillos, profetizó la mejor final de la década. Guardiola recogió el guante del escocés y fue más allá. Advirtió que la responsabilidad de su equipo consistía en no renunciar a su fascinante estilo de juego. Si todos los solistas volvían a demostrar que su fútbol coral tiene música, el Barça estaría cerca de la victoria. Y así fue. El Barça tiró de libro de estilo, defendió su ideario de secuestrar la pelota (para atacar y para defender) y devolvió el precio de la entrada a todos y cada uno de los espectadores que abarrotaron el caldero hirviendo de Wembley. Tratar bien la pelota era tratar bien al espectador. Y Wembley, aunque no quería en principio al estar en liza un equipo británico, acabó enamorado del fútbol del Barça de Guardiola.



Superados algunos minutos de tanteo y cierta zozobra, donde el Manchester entró con pie firme en la final, el Barça empezó a conectar con su mejor amigo, el balón. Tardó diez minutos de reloj, pero lo consiguió. Signo de victoria para Guardiola, mala nueva para Fergie. De a poco, el Barça empezó a gustarse y se puso el traje de luces. Se mostró capaz de jugar en una baldosa, de fabricar diagonales imposibles, de acelerar y desacelerar con una facilidad abrumadora. Xavi, mezclado con Iniesta, volvía a poner de manifiesto que, de no ser por un terrícola argentino que parece un extraterrestre, él y el manchego se turnarían el Balón de Oro. Messi estaba en lo suyo. Es decir, maradoneaba por cada rincón del campo y, en carrera, volvía a destrozar la teoría de la impenetrabilidad de los cuerpos. Después de un par de avisos de Villa, se veía venir el gol. El primero llevó la firma de Pedrito, que no es galáctico pero sí hijo de gasolinero. Xavi dobló su tobillo - ¿es de goma?- y conectó con el canario. PR17, tila en las venas, vacunó a Van der Sar. Desprolijo de la pelota, el United apenas pudo mirar a los ojos al Barça, pero siempre se mostró fiero y competitivo. Así, por entereza, encontró petróleo en un balón dividido. Rooney fabricó una pared con Giggs, en posición dudosa, y el Tyson de Croxteth hizo añicos la meta de Valdés. La película, 'Volver a empezar'.
Y con espíritu renovado, en el segundo acto, el Barça volvió a empezar. Y siempre con la pelota, el ciclón Barça se desató. El ManU no sabía cómo resistir de pie. El Barça había metido otra velocidad más y empezó a inclinar el signo de la final con una decisión encomiable. Todo cristalizó cuando el niño que es Maradona todos los días (copyright Segurola) percutió por el frente de ataque y sacó un golpeo envenenado que soprendió al kilómétrico Van der Sar. Otra vez Messi. Siempre genio del fútbol mundial. Número uno. Viento a favor, Guardiola veía cerca el título. Apoyado en la firmeza de Piqué (Beckenbauer reencarnado) y Mascherano (Jefesito y diez más), el Barça completó su arreón final. La Santísima Trinidad de Pep (Xavi-Iniesta-Messi) sacó los violines y el conjunto inglés fue arrollado por el fútbol de seda del Barça. Sometido y descosido, todo acabó para el United cuando Villa hizo volar una paloma por el ángulo. El espárrago gigante de Van der Sar, dos metros de tipo, apenas pudo alcanzar el meteorito del asturiano. Un peldaño por debajo, el United se rindió a la evidencia. El Barça, cerca de su mejor versión, está en una dimensión inalcanzable. Messi, todo arabescos, levantaba olés en Wembley. Jugó como siempre, pero ganó como nunca. Fue un himno a la pelota. Guardiola, embajador del Quan del Barça, conseguía su décimo título en tres años. Lo celebró con dicreción, dando un paso al costado, acaso queriendo contemplar y disfrutar de su gran obra desde un segundo plano.


Fue entonces cuando llegó el momento emotivo de la noche. En mitad de la algarabía, Puyol (capitán de capitanes) entró en escena. Antes de proceder a completar la liturgia de los campeones, con la ascensión de los 109 escalones de Wembley, se desprendió de su brazalete, buscó a Eric Abidal y le entregó la distinción que él ha honrado con sangre, sudor y lágrimas. Abidal, convertido en capitán improvisado justo la noche en la que cualquier capitán sueña con serlo, se fundió en un abrazo con Puyol. No había mejor homenaje posible para Abidal, ni gesto que engrandeciera aún más la generosidad de Puyol. Con Guardiola a la cabeza del grupo y 109 escalones después, El galgo de La Martinica, después de superar un tumor en el hígado, levantaba la Copa de Europa. Un mar de confeti envolvió a Abidal, capitán del corazón culé, y un manto de confeti cubrió el cielo estrellado de Londres. Abidal, alma, corazón y vida, era el amo de Wembley, el talismán histórico que devolvía al Barça al Reino de los Cielos. Aún le restan muchos títulos por ganar y también por perder, pero desde esta noche, el conjunto de Guardiola forma parte de la leyenda y del santoral de los dioses del balón. Es inmortal. Como el Real Madrid de Di Stéfano, el Ajax de Cruyff, el Milán de Sacchi. Algunos ganaron más, pero ninguno jugó tan bien como los de Guardiola. El fútbol le ha devuelto al Barça todo lo que este equipo le ha dado a este deporte durante estos años.

Rubén Uría / Eurosport


Imágenes de la celebración en Guareña



Y EN BALONMANO, TAMBIÉN CAMPEONES DE EUROPA (Y DE LIGA)


Colonia ha coronado el Barça Borges como nuevo campeón de Europa. Los azulgranas, con un Saric determinante, han derrotado al Ciudad Real en la gran final para levantar la octava Champions, hacer el doblete y rematar un histórico fin de semana.

SEMIFINALES
RHEIN-NECKAR LÖWEN     28-30     F.C. BARCELONA BORGES

Rhein-Neckar Löwen (12+16): Szmal, Gensheimer (7), Roggisch, Sesum (3), Tkaczyk (1), Stefansson (4), Cupic (4) (siete inicial); Fritz, Schmid (1), Bielecki (4), Myrhol (2), Müller (1), Groetzki (1)

FC Barcelona Borges (12+18): Saric, Noddesbo (1), Juanín (5), Tomàs (4), Entrerríos (3), Nagy (2), Rutenka (5) (siete inicial); Pérez de Vargas, Sorhaindo (1), Sarmiento (1), Ugalde (2), Jernemyr, Oneto (3), Igropulo (1), Rocas (2)

FINAL
FC BARCELONA BORGES     27-24     RENOVALIA CIUDAD REAL

FC Barcelona Borges (14+13):
Saric (1), Noddesbo (8), Juanín (3), Tomàs (3), Sarmiento (1), Nagy (1), Rutenka (3) (siete inicial); Entrerríos (2), Sorhaindo (1), Ugalde (1), Romero, Jernemyr, Igropulo (1), Rocas (2)

Renovalia Ciudad Real (10+14): Hombrados, Kallman (1), Guardiola, Aguinagalde (1), Abalo (3), Morros, Dinart (siete inicial); García Parrondo (1), Chema (2), Jurkiewicz (5), Entrerríos (4), Lazarov (5), Cañellas (2).

2 comentarios:

  1. Mi más sincera !!ENHORABUENA!! a todos los Barcelonistas y en especial a los de GUAREÑA que son con los que comparto el dia a dia.
    Hacer mención especial al cronista de Eurosport, Ruben Uría, porque además de periodista, tiene que ser Barcelonista (aunque nació en Madrid,1975). Ese entusiasmo y ese fervor en su crónica, la verdad es que te pone los pelos de punta, seas del Barcelona o no.
    Un saludo a todos los Barcelonistas y si siguen jugando así...nos pasará como al que vá a por leña verde, mientras más anda (compra) más pierde.
    José Farrona

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  2. Salud!Felicidades para todos los que conocieron el sábado la excelencia.Da la alegría a los seguidores, provoca la admiración de contrarios( honestos) exprime la tinta de las mejores plumas periodísticas.Las palabras se rinden ante el arte.

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