Quizá debería abrir esta semana con el habitual post de resultados de fin de semana. Pero las circunstancias cambian. Y los nervios afloran. Y es que la cita de hoy me ha impedido pensar en otra cosa.
No sabemos aún si viviremos, no sería de extrañar, la apoteosis de una final europea entre los dos grandes del fútbol español. Nuestro balompié ya vivió un duelo en lo más alto, pero fue el Valencia quien se enfrentó al Real Madrid en aquella final de París. No obstante, hoy será el comienzo de una semifinal que, más allá de rivalidades, enemistades o presupuestos debería de significar una fiesta para el fútbol español al batirse dos de los nuestros entre los cuatro mejores y asegurar un finalista en Wembley. No será la primera vez, sino que Real Madrid y Barcelona ya se han enfrentado en dos ocasiones en el penúltimo asalto para levantar el máximo torneo continental.
La primera ocasión fue en la temporada 1959-60, cuando se enfrentarían el Real Madrid de Di Stefano y Gento al Barcelona de Luis Suárez y Kubala. Con Miguel Muñoz y Helenio Herrera en los banquillos, el Real Madrid ganaría por 3-1 ambos partidos para hacerse finalmente con el torneo tras batir en la final al Eintracht de Frankfurt. El enfrentamiento se repetiría al año siguiente pero en segunda ronda. En esa ocasión sería el Barcelona quien derrotaría a los blancos tras el empate a dos en terreno madridista y la victoria por 2-1 en feudo azulgrana. Ese año, el Barça perdería la final ante el Benfica de Eusebio. Cabe señalar que en la antigua Copa de Europa, este enfrentamiento era considerablemente más complicado al jugar sólo los campeones de liga y el ganador del trofeo anterior.
El precedente más cercano tuvo lugar hace nueve años. Las circunstancias entonces eran diferentes a las actuales: el Barcelona vivía una época de transición donde las cosas con Gaspart en la presidencia y Rexach en el banquillo no funcionaban. Por su parte, el Madrid de los Galácticos vivía su mejor momento al reunirse lo más granado del equipo de Del Bosque con figuras como Figo o Zidane. El Madrid era el claro favorito, mientras el Barça, ya sin opciones en una liga que finalizaría cuarto, jugaba todas sus cartas a la Liga de Campeones. El partido de ida terminaba con un 0-2 para el R. Madrid y el de vuelta con empate a 1.
El Barcelona con su corta plantilla y sus numerosas bajas, intentará imponer su fútbol de toque y no caer en la trampa perpetrada por Mourinho para anular a las constelación de estrellas barcelonistas, hoy sin duda menos brillante, por la ausencia de Iniesta.
Vamos a darle la razón a nuestro entrenador y hablemos en el campo.
Que comience el espectáculo.
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